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Amor de madre I

Posted on 9/01/2008 09:00:00 a.m. by FLVP

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Bueno buscando por la red me acabo de encontrar con esta historia muy buena publicada en la "revista hablemos" en al año 2005, en la cual nos deja muy en claro el mas puro sentimiento que es el amor de madre.

Amor de Madre

De lunes a viernes, Delmy Lorena Domínguez de Orellana debe luchar contra la fatiga, porque tiene que subir o bajar unas cuestas muy empinadas y escabrosas, además de pasar una quebrada que en el invierno se rebalsa, mientras su hijo de seis años y con un peso de 37 libras se aferra a su cuello con sus brazos frágiles.

Son 30 minutos de caminata tortuosa para salir a la autopista de Comalapa, los lunes para esperar el microbús del Instituto Salvadoreños de Rehabilitación de Inválidos (ISRI), y de martes a viernes para abordar el transporte que llevará a Francisco hacia el centro educativo donde estudia.

Delmy Lorena es una mujer fuerte físicamente y con carácter; al mismo tiempo es una señora muy emotiva cuando habla de su hijo, y no es porque ella se ponga triste o deje escapar una lágrima, sino porque transmite ese gran amor que tiene por su pequeño.

Francisco Alberto es un niño especial, y realmente es especial, porque a pesar de que al poco tiempo de nacido le detectaron problemas de parálisis cerebral, ahora a sus seis años es un pequeño muy inteligente, con una mente sagaz y una astucia poco vista en niños de su edad y con el problema diagnosticado.

Su madre goza contando las ocurrencias de su hijo: “Francisco dice que quiere ser doctor, para cobrarse (vengarse) de todos los médicos que le han pinchado con las inyecciones”.

Aunque todavía tiene dificultad para hablar con mucha claridad, Francisco es muy comunicativo, se logra entender lo que dice, pero aún tiene problemas con la movilidad de sus piernas, por lo que una vez a la semana deben llevarlo a las terapias del ISRI.

“Estoy orgullosa de mi hijo”

“Mi hijo nació prematuro; tenía apenas 24 semanas, seis meses y medio. En realidad tuve un embarazo normal y nunca me caí. Un día se presentó el dolor de parto, por lo que me fui al hospital de Maternidad, pero no me quisieron ingresar porque no llevaba una referencia médica.

Así con los dolores tuve que regresar a Olocuilta, a la Unidad de Salud, para que me extendieran la referencia; después regresé al hospital, y en esa ocasión sí me recibieron, pero pasó un día para que el niño naciera.

Como era prematuro lo pusieron en incubadora durante cuatro meses. Después de que me dieran de alta viajaba todos los día para ver a mi niño. Cuando me lo dieron ningún médico me dijo qué tenía mi niño, pero me entregaron unas referencias para llevarlo al Centro de Invalideces Múltiples (CIM).

Él se veía delgado, bajo de peso, pero nunca me imaginé que tendría problema sicomotor. Cuando tenía seis meses, y después de hacerle varios exámenes, como la tomografía y la ultrasonografía, un médico me dijo que el niño al nacer había tenido problemas con la falta de oxígeno, lo que le produjo la parálisis.

Es normal que toda madre se sienta mal al saber esa noticia; con el tiempo uno va aceptando la realidad. Mi esposo tomó con más calma la noticia, él ha sido más positivo. Pero la familia poco apoyaba en esta situación. Sólo éramos mi esposo y yo.

Como mi esposo trabaja como radiotécnico en Olocuilta, a mí me ha tocado batallar más con mi hijo. Aunque él me ayuda cuando en la mañana tenemos que salir a esperar el transporte. Yo nunca he perdido citas en el hospital y en las terapias. Prácticamente desde que nació está en terapia.

Yo sólo estudié hasta sexto grado; mi esposo, noveno, pero se preparó como radiotécnico y atiende su propio taller.

Ayudo en algunas terapias cuando vamos al ISRI, aquí en la casa juego con él y hacemos algunos ejercicios, mientras hago el oficio de la casa.

En el kinder que él estudia pagamos, pero el acuerdo con la dirección es que yo tengo que estar en la institución cuando el niño va a clases, de martes a viernes de ocho a once de la mañana”.

—¿Cómo se llama el kinder?, pregunta doña Delmy a su hijo porque ha olvidado el nombre de la institución.
—Ciudad Educativa Española de Olocuilta —contesta Francisco, mientras agrega: Quizás ha nacido en España.

Ella continúa su relato: “Cuando me toca ir al (hospital) Bloom me voy en bus, pero los motoristas no tienen consideración con los niños especiales, arrancan y no esperan que una se siente.

Aquí varias veces me he caído con el niño; en el invierno se pone muy liso, y una vez puse mal un pie y nos caímos; pasé varios días con un dolor de columna.

Me siento orgullosa de mi hijo, me siento feliz, es una gran responsabilidad cuidarlo, pero me siento orgullosa de ser madre de un niño especial.

Él ha mejorado bastante con las terapias, habla mucho y le gusta pintar; se echa de ver que el esfuerzo que uno hace no es en vano”, dice Delmy, quien mañana volverá a bajar el cerro, cruzar la quebrada, subir otra loma, y caminar como 30 minutos para llevar a su hijo a la terapia, la que le ha permitido unirlos más y desarrollar el intelecto de ese pequeñín especial.

1 Response to "Amor de madre I"

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Anónimo Says....

Toda una lección de vida...
Y me gusta mucho la dulzura con la que está escrito este artículo.

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