Los Regalos de mi Amante
Posted on 11/03/2008 01:00:00 a.m. by FLVP
Los Regalos de mi Amante
Rebeca (33).
Después de ser asediada durante casi un año por un hombre mayor que ya pasó la barrera de los cincuenta, hace seis meses terminé por aceptarlo y me convertí en su amante. Es la primera vez en mi vida que estoy en una situación de esta naturaleza, pues nunca antes había estado con un hombre casado y mucho menos tan mayor que yo. Confieso que si bien Samuel no es un hombre precisamente atractivo o guapo, es ameno, entretenido y suele decirme poemas, lo que me cautiva y hace más agradable los momentos que pasamos juntos. Y aunque no la paso mal, debo soportar el mal gusto de Samuel cuando me hace regalos, pues me compra cosas pasadas de moda o con demasiados colores que no son de mi gusto. No es que no quiera que me haga regalos, pues lo mínimo de
provecho que le puedo sacar a la relación es que me haga buenos obsequios, pero sucede que cuando insinúo que algo me falta o que me gusta, Samuel en vez de darme dinero para comprármelo se toma el trabajo de escogerme el regalo, pero siempre falla. A veces me compra pantalones que son de señora o chompas que no son de los colores que yo uso y a veces creo que se confunde y cree que le está comprando a su esposa. Con decirle que el último regalito que me hizo fueron unos zapatos en un tono tan chillón que mis pies parecen un semáforo. Lo peor de todo es que me los tengo que poner para que me los vea, pues si ve que no me pongo nada de lo que me regala es capaz de no comprarme algo nunca más. Sinceramente no me conviene terminar la relación con Samuel, pues me lleva a comer a lugares a los que nunca he ido y a hoteles bonitos, pero no sé hasta cuándo soportaré sus regalos inoportunos.
Rebeca (33).
Después de ser asediada durante casi un año por un hombre mayor que ya pasó la barrera de los cincuenta, hace seis meses terminé por aceptarlo y me convertí en su amante. Es la primera vez en mi vida que estoy en una situación de esta naturaleza, pues nunca antes había estado con un hombre casado y mucho menos tan mayor que yo. Confieso que si bien Samuel no es un hombre precisamente atractivo o guapo, es ameno, entretenido y suele decirme poemas, lo que me cautiva y hace más agradable los momentos que pasamos juntos. Y aunque no la paso mal, debo soportar el mal gusto de Samuel cuando me hace regalos, pues me compra cosas pasadas de moda o con demasiados colores que no son de mi gusto. No es que no quiera que me haga regalos, pues lo mínimo de
provecho que le puedo sacar a la relación es que me haga buenos obsequios, pero sucede que cuando insinúo que algo me falta o que me gusta, Samuel en vez de darme dinero para comprármelo se toma el trabajo de escogerme el regalo, pero siempre falla. A veces me compra pantalones que son de señora o chompas que no son de los colores que yo uso y a veces creo que se confunde y cree que le está comprando a su esposa. Con decirle que el último regalito que me hizo fueron unos zapatos en un tono tan chillón que mis pies parecen un semáforo. Lo peor de todo es que me los tengo que poner para que me los vea, pues si ve que no me pongo nada de lo que me regala es capaz de no comprarme algo nunca más. Sinceramente no me conviene terminar la relación con Samuel, pues me lleva a comer a lugares a los que nunca he ido y a hoteles bonitos, pero no sé hasta cuándo soportaré sus regalos inoportunos. Fuente: Diario Ojo
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